Reencarnacion Y Resurreccion: Eternas Inquietudes Existenciales por Psíquica Naytiry.

Reencarnacion Y Resurreccion: Eternas Inquietudes Existenciales por Psíquica Naytiry.

Fecha 4/9/2019

Reencarnación y Resurrección no se mueven en la misma órbita; afirman que la vida humana no acaba en el cementerio.

Reencarnación y Resurrección no se mueven en la misma órbita; afirman que la vida humana no acaba en el cementerio.

Author's Photo por la Psíquica Naytiry x9627
La eternidad es una inquietud de todo ser humano; debajo de lo que las creencias dicen está lo que quieren decir; junto a la búsqueda de la VERDAD y la plenitud esencial de la existencia; especial interés despiertan las relacionadas con la vida más allá de la muerte, entre ellas las doctrinas de la Reencarnación y de la Resurrección. Aquí, más que enfrentarlas en un debate doctrinal, importa comprender los retos que plantean. Reencarnación y Resurrección no se mueven en la misma órbita; afirman que la vida humana no acaba en el cementerio, sino que «algo» continúa tras la muerte, relacionado con lo ocurrido antes de ella. 

En la Resurrección se cree que los muertos son llamados a entrar en otro modo de existencia distinto al físico. En la Reencarnación se cree que, tras la muerte, son posibles otras existencias en el mundo terrenal, como nuevas ediciones vivenciales. En ambos casos interviene la fe; algunos sostienen que las reencarnaciones corresponden a una serie de vidas mundanas, al paso que resucitar libera del sistema de existencias sucesivas, y cerraría un ciclo de reencarnaciones para alcanzar la “vida eterna”. 

Reencarnación es una creencia común de tradiciones orientales y griega, mientras que Resurrección lo es de la tradición católica-cristiana. La primera revela una concepción optimista-evolutiva del ser humano, no como un nuevo encarcelamiento doloroso del alma, (círculo infernal del que tiene que liberarse en la visión cristiana), sino como una nueva oportunidad. A la concepción del cuerpo-prisión se opone el de una evolución-desarrollo, produciéndose la reencarnación en un cuerpo humano, como medio de autorrealización, de lento regreso al Espíritu Divino, donde los renacimientos corresponden a una escala de méritos que restablecen la justicia (Ley del Karma) en un proceso de ascensión constante. Respecto a la Resurrección, ésta estriba en que “la vida es un don gratuito, acompañado del don del Perdón-Amor”; “todo ser humano posee valor único,” ”no hay existencia humana sin cuerpo”; remite al fenómeno de las apariciones de Jesús resucitado que, siguiendo el Nuevo Testamento, interpretan como signos del Hijo de Dios, resucitado por el Padre, para atestiguar que, pese al fracaso en la cruz, triunfó sobre la muerte.

Reencarnación tiende a considerar las vidas sucesivas como una ley cósmica de compensación; Resurrección personaliza la figura de Cristo resucitado como la promesa cristiana; una «repatriación» del más allá en el más acá que no se parece a la que realiza la Reencarnación: lo que pasa tras la muerte genera una nueva existencia histórica parecida a la anterior. Lo pendiente de una vida se compensa en otra, y cierra la rueda kármica, lo que requiere múltiples existencias posteriores. 

Somos seres espirituales viviendo experiencias humanas en cuerpos temporales, dado que pertenecemos al universo. El cuerpo sólo es un soporte provisional, a menudo indispensable, pero secundario, que no define constitutivamente la vida humana. Es la coherencia del universo; no implica ni la irreversibilidad de la existencia humana personal ni el compromiso libre de un principio divino. La espiritualidad se sitúa más allá de forma.
 

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